¿Que es necesario para desatar el lado salvaje de un individuo?, la pregunta viene a colación porque por donde vivo hay un tipo que maneja un autobus, y dadas las condiciones de la calle (falta de alineación uniforme) se genera un espacio en donde decidió que es su estacionamiento exclusivo y tiende a molestarse y exigir que quien ose estacionar su vehículo ahí lo quite, al grado de insultar, amenazar y en una ocasión corretear, junto con otros tipos, a un vecino. Sin embargo este lunes emergió su lado más reptiliano y embistió dos autos con su camión, dejando la punta del mismo a la mitad de la calle, evidentemente los afectados llamaron a la patrulla y se armo el desmadre, al final se llevaron su camión y tuvo que llamar a su seguro para cubrir los daños.
El punto aqui es ¿que lo llevó a hacer tamaña chingadera?, pero aún más importante, ¿que nos llevaría a cualquiera de nosotros a actuar así?. El caso más común, todos nos hemos encabronado con alguien en el tráfico y en más de una ocasión hemos tenido la muy saludable intención de hacerle ver su error a punta de madrazos, sin embargo, al menos yo, pocas veces llegamos a ese punto.
Por una parte la paranoia ante la inseguridad ha llevado a que mucha gente porte martillos, bats, navajas, barras de acero, etc. en sus vehículos, ya no digamos aquellos que cargan pistolas; así que, sino sabemos que trae el otro dificilmente nos arriesgaremos a averiguarlo de mala manera.
En otros casos nuestros acompañantes nos persuaden de no meternos en broncas, ok algunas veces nos incitan a partir hocicos también, y entre la solicitud y la posibilidad de poner en riesgo a otra persona frenamos nuestros ímpetus y nos retiramos.
A nivel personal me molesta escribir en la oficina con la mano hinchada de tanto golpear, tener que quitar sus dientes de mis zapatos es desagradable y tampoco me agrada perder tiempo regresando a mi casa a cambiarme de pies a cabeza por haber sido bañado por la sangre de mis oponentes, sin mencionar que mi tintorero de confianza cobra extra por quitar la sangre de los trajes.
El punto aqui es ¿que lo llevó a hacer tamaña chingadera?, pero aún más importante, ¿que nos llevaría a cualquiera de nosotros a actuar así?. El caso más común, todos nos hemos encabronado con alguien en el tráfico y en más de una ocasión hemos tenido la muy saludable intención de hacerle ver su error a punta de madrazos, sin embargo, al menos yo, pocas veces llegamos a ese punto.
Por una parte la paranoia ante la inseguridad ha llevado a que mucha gente porte martillos, bats, navajas, barras de acero, etc. en sus vehículos, ya no digamos aquellos que cargan pistolas; así que, sino sabemos que trae el otro dificilmente nos arriesgaremos a averiguarlo de mala manera.
En otros casos nuestros acompañantes nos persuaden de no meternos en broncas, ok algunas veces nos incitan a partir hocicos también, y entre la solicitud y la posibilidad de poner en riesgo a otra persona frenamos nuestros ímpetus y nos retiramos.
A nivel personal me molesta escribir en la oficina con la mano hinchada de tanto golpear, tener que quitar sus dientes de mis zapatos es desagradable y tampoco me agrada perder tiempo regresando a mi casa a cambiarme de pies a cabeza por haber sido bañado por la sangre de mis oponentes, sin mencionar que mi tintorero de confianza cobra extra por quitar la sangre de los trajes.
2 comentarios:
Mi estimado:
Deje le comento que la inseguridad esta cada vez mas del nabo.
No podemos ir con camino al trabajo sin dejar de pensar: Regresare a casa?
Que ha pasado: Falta TOLERANCIA...
Es una lastima que esto vaya de mal en peor.
Un abrazo y es un gusto leerte de nuevo. Salu2!
Por cierto me encanto el repertorio de musica... hay de todo para todos.
Gracias por traerme buenos recuerdos. Salu2!
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