El nombre de esta serie de textos proviene del libro Sombre de la Sombra de Paco Ignacio Taibo II, en una serie de capítulos llamados "Historias Bonitas que Vienen del Pasado" el escritor cuenta los orígenes y motivaciones de los personajes principales de la citada novela. Yo solo cuento anecdotas propias y ajenas y como dice el maestro Sabina "los cuentos que yo cuento acaban fatal. Va pues la primera de estas Historias:
Lo recordaba bien, fue un lunes, había terminado el primer semestre de la carrera y quedo de verse con Juan y Ernesto afuera de las oficinas de la facultad para recoger los documentos de reinscripción y los formatos de pago del siguiente semestre.
Salían de la oficina cuando la vieron, no muy alta, cabello negro ondulado, ojos cafés, muy buen cuerpo, no aparentaba más de 17 años, vestía una blusa verde y pantalón negro. Comenzaron los comentarios:
- ¿Ya viste lo que está en la fuente?-
- Si como no, yo si le caía-
-Chiquita-
Y como siempre empezaron los piques:
- A ver si muy bueno, háblale-
- No, no mames, ya es tarde y tengo cosas que hacer-
- ¿Y qué chingaos le dices?, no, esta cabrón-
- Pues nada mas hola, ¿Cómo estás? y ya te sigues con lo que se te ocurra-
- No pues sí, pero es que no se me ocurre nada más, si está tan fácil porque no vas tú-
- Como chingaos no, miren y aprendan putos-
No tenía nada que perder, ella no parecía de la facultad y no recordaba haberla visto, y no estaba como para olvidarse, más bien como que esperaba a alguien, “si cabrón a su novio que te va a partir la madre”, pensó. Ni pedo, ya había dicho que iba y ni modo que echarse para atrás. Llegó a la fuente y preguntó:
- ¿Qué tal?, no pareces alumna de aquí, ¿hay algo que pueda hacer por ti?- Ya había empezado, el resto dependía de su receptividad.
- No, no soy de aquí, estoy esperando a mi hermano que fue por sus papeles- “a huevo al menos ya no hubo madriza, pero ¿ahora qué?”.
- Ahh ya, tienes un ligero acento, ¿de dónde vienes?- “Con esas caderas Coahuila o Nuevo León, a huevo”.
- Ay, ¿Si se nota mucho?, vengo de Torreón, pero como ya salí de vacaciones vine a ver a mi papá y a mi hermano- “Divorcio o trabajo del jefe, puta madre Torreón está bien pinche lejos”.
- Ahh ¿y qué estudias?-
- Me falta un año de la prepa allá, quiero mudarme con mi papá para estudiar psicología o pedagogía, pero todavía no se si aquí o en otra uni- “Pinches niños y locos con suerte carajo”
-Osea que vas a estar por aquí unos días-
- Dos semanas nada más-
- Pues mira yo vine con unos cuates por los papeles del próximo semestre y ya ando a la carrera, ¿porque no me das tu teléfono y tu nombre y nos vemos antes de que te vayas?-
-Si claro, el de la casa de mi papá es el 56-61**** y me llamo Carla- “56-61, puta eso es el pinche sur profundo, pero si me aviento”
- Pues al rato te llamo a ver donde nos vemos, a todo esto ¿por dónde vives?- “hazte pendejo”
-Por C.U.- “Ay cabrón, bien dije que sonaba al sur y yo que no paso de San Jerónimo”
- Pues al rato te llamo-
Nunca se vieron aunque hablaron varias veces por teléfono cuando seguía en el DF, ella volvió a Torreón con su mamá, él le llamaba usando tarjetas para larga distancia, finalmente se fue a Monterrey a estudiar, en ese entonces desaparecieron los portales donde alojaban sus correos electrónicos y se perdieron la pista. Antes de irse ella le dedicó “Head Over Feet” de Alannis Morrisette y él le dedicó “See you again” de Lenny Kravitz.
Recordaba todo esto mientras veía a la morena delgada de la barra y una voz en su interior le decía “¿Dónde quedaron los huevos de entonces?, pinche maricón ¿o que ahora tienes algo que perder que entonces no?”. No supo que responder, apuró su whiskey y se fue a ver las luchas de la WWE a su casa.
- ¿Ya viste lo que está en la fuente?-
- Si como no, yo si le caía-
-Chiquita-
Y como siempre empezaron los piques:
- A ver si muy bueno, háblale-
- No, no mames, ya es tarde y tengo cosas que hacer-
- ¿Y qué chingaos le dices?, no, esta cabrón-
- Pues nada mas hola, ¿Cómo estás? y ya te sigues con lo que se te ocurra-
- No pues sí, pero es que no se me ocurre nada más, si está tan fácil porque no vas tú-
- Como chingaos no, miren y aprendan putos-
No tenía nada que perder, ella no parecía de la facultad y no recordaba haberla visto, y no estaba como para olvidarse, más bien como que esperaba a alguien, “si cabrón a su novio que te va a partir la madre”, pensó. Ni pedo, ya había dicho que iba y ni modo que echarse para atrás. Llegó a la fuente y preguntó:
- ¿Qué tal?, no pareces alumna de aquí, ¿hay algo que pueda hacer por ti?- Ya había empezado, el resto dependía de su receptividad.
- No, no soy de aquí, estoy esperando a mi hermano que fue por sus papeles- “a huevo al menos ya no hubo madriza, pero ¿ahora qué?”.
- Ahh ya, tienes un ligero acento, ¿de dónde vienes?- “Con esas caderas Coahuila o Nuevo León, a huevo”.
- Ay, ¿Si se nota mucho?, vengo de Torreón, pero como ya salí de vacaciones vine a ver a mi papá y a mi hermano- “Divorcio o trabajo del jefe, puta madre Torreón está bien pinche lejos”.
- Ahh ¿y qué estudias?-
- Me falta un año de la prepa allá, quiero mudarme con mi papá para estudiar psicología o pedagogía, pero todavía no se si aquí o en otra uni- “Pinches niños y locos con suerte carajo”
-Osea que vas a estar por aquí unos días-
- Dos semanas nada más-
- Pues mira yo vine con unos cuates por los papeles del próximo semestre y ya ando a la carrera, ¿porque no me das tu teléfono y tu nombre y nos vemos antes de que te vayas?-
-Si claro, el de la casa de mi papá es el 56-61**** y me llamo Carla- “56-61, puta eso es el pinche sur profundo, pero si me aviento”
- Pues al rato te llamo a ver donde nos vemos, a todo esto ¿por dónde vives?- “hazte pendejo”
-Por C.U.- “Ay cabrón, bien dije que sonaba al sur y yo que no paso de San Jerónimo”
- Pues al rato te llamo-
Nunca se vieron aunque hablaron varias veces por teléfono cuando seguía en el DF, ella volvió a Torreón con su mamá, él le llamaba usando tarjetas para larga distancia, finalmente se fue a Monterrey a estudiar, en ese entonces desaparecieron los portales donde alojaban sus correos electrónicos y se perdieron la pista. Antes de irse ella le dedicó “Head Over Feet” de Alannis Morrisette y él le dedicó “See you again” de Lenny Kravitz.
Recordaba todo esto mientras veía a la morena delgada de la barra y una voz en su interior le decía “¿Dónde quedaron los huevos de entonces?, pinche maricón ¿o que ahora tienes algo que perder que entonces no?”. No supo que responder, apuró su whiskey y se fue a ver las luchas de la WWE a su casa.
1 comentario:
Awww Torreón.. los recuerdos se agolpan en mi memoria ...
En fin, que sonsos se hubieran pasado las direcciones y voala!
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