jueves, 6 de septiembre de 2007

Hará un par de semanas que leía en el blog de Annie, la de Montegay, el porque bautizó su blog como “The Happy Room” aunque la dirección electrónica sea otra. Y en vista de que es un día tranquilo en la oficina, que tengo un dolor de cabeza fatal gracias a que están pintando la oficina de al lado y que aunque ya tengo un par de posts listos para pegarse, me dispongo a contarles el porque de “La Marcha del Último Elefante”.

El Maestro y amigo Ruix, tuvo la deferencia hará unos 6 o 7 años de enviarme la primicia de su más reciente libro “El Último Elefante”, una novela tecno-policiaca sumamente interesante, con un complejo desarrollo de personajes y una historia que, si no supiera lo que ahora se de tecnología, parecería irreal. Total que el personaje principal me engancho de inmediato y previa autorización del autor adopte el título del libro como nombre de guerra en la red, así inicié una página de maiespeis, con su respectivo blog (un tanto abandonado últimamente), así aparece mi nick de Messenger, es la dirección de este blog y mi amigo Serge ya diseño la imagen oficial.

Pero no se trató solamente del nombre de un libro, de la obra de un amigo o que un personaje incidental tenga relación conmigo. Fue el inicio del libro, que en ese momento era un excelente preámbulo para la historia, pero que en la época en que inició mi adicción a escribir en estos espacios, reflejaba mi ánimo de dejar todo atrás y solo avanzar hacia algo diferente, lo que fuera. Escribo esto cuando faltan 12 horas para cumplir el primer cuarto de siglo de existencia, pensando en como llegué a este punto, en todos los sentidos, sin novia, esperando a que se dignen pagarme, aún con problemas para dormir más de 2 horas seguidas, sin embargo estoy contento, tengo a mi familia, amigos (que me invitan a comer mientras me pagan), incluso una selecta clientela de lectores que se chutan mis escritos y hasta dejan comentarios de vez en cuando.

En este momento estoy pensando hacia donde quiero moverme ahora, pero ya saben lo que dicen “¿quieres hacer reír a Dios?, cuéntale tus planes”, y tampoco podemos pasar demasiado tiempo pensando en el paso siguiente, como decía Jhon Lennon “Life´s what happens while you’re making plans”. Pareciera un post melancólico, pero es solo un poco de reflexión, el siguiente será uno más relajado. Mientras les dejo aquí el texto del Maestro Ruix:

EL ELEFANTE

Los elefantes, cuando deciden morir, atraviesan un sendero a través de la noche, guiados por la bruma que cierra e inaugura los meses elefantinos. Aguardan bajo una bóveda de silencio, en señal de despedida. ¿Para qué las explicaciones? Toda la tribu sabe cuál es su destino. ¿Los motivos? Ése es un problema meramente humano.

Cada paquidermo sabe que su destino está marcado como el del remoto mamut, en edad y latitudes, por lo menos. Una certeza le acompaña: durante decenas de miles de años, su género ha agotado las razones que invocan la muerte.

El elefante no se despide. Espera con pudor el sueño de la manada, observa al grupo, lo contempla con la seguridad de atisbar en el espejo los antiguos pilares del mundo. De sus ojos surgen lágrimas inmensas que se confunden cómplices con la hierba y la tierra. En un juego de contrastes, conviven bajo la noche los tonos blancos con los negros, los grises y las sombras.

Mira las siluetas opacas de los proboscidios imperecederos que, hoy, la tierra sostiene; y toma el camino que la luna indica, como lo hicieron sus antepasados y los inmensos predecesores de sus antepasados. Ahí va, con paso lento, firme. Algún dolor íntimo lo aqueja. Una enfermedad, arrastrada durante años; algún acceso de fiebre; la anciana herida, que jamás ha cicatrizado, un ardor en el abdomen, ígneo como la lava. Quizá.

Mas conserva su elegancia, tranquila, paquidérmica. Al paso de las horas, y de las necesarias alboradas y crepúsculos, tras los días y noches en que falta el agua y a veces escasea la hierba, acompañado por la fatiga y el agotamiento, el peregrinaje del elefante por la sabana se acerca a su fin. Llega a la cadena de montañas, semejante a la espina dorsal del primero y más antiguo de sus antepasados, negra como su luto y la eterna noche. En silencio, atraviesa el desfiladero, se interna entre las quebradas hasta el secreto paso, donde sólo el olfato y el tacto cauteloso de su trompa lo guían. Surge en la desembocadura del pasaje.

Ya contempla el valle original y último, polvoso y blanquecino, semejante a un cráter lunar iluminado por un sol impío, indiferente. Son miles y más miles de osamentas, congregadas ahí por orden natural, por mandato del tiempo, por un rito último, atávico, invariable, que aguardará paciente el arribo del postrer proboscidio en franca rebelión contra la podredumbre y la vocación de polvo. Ahí están los marfiles y los cráneos de sus mayores. Ahí aguardan viejos rivales, fallecidos; los filósofos elefánticos, las matriarcas y los antaño gallardos sementales, pastores de las manadas, descansan junto con los restos de las más bellas hembras que encontraron los más nobles machos del continente a lo largo de la historia de la especie. Abrazan a los cielos algunas osamentas. Otras, se han confundido con el polvo: una arena fina como la del recién despedido desierto. En algún árbol distingue la silueta del buitre; no se inmuta: durante días ha escuchado en coro demoniaco la risa furtiva de las hienas, implacables, hambrientas, acechantes.

El elefante no somete su instinto ni lo despliega. Espera, en medio de la sed y la fatiga, el total reposo. Y, como olvidado de sí, deja lo inunden la sed, el olvido, el hambre, el debilitamiento. Vence sus patas, finalmente. El cuerpo se derrumba majestuoso, lento. Y lo recibe un misericordioso sueño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis 25 años no fueron simbólicos. Para mí lo más impactante fue estar consciente (lo sigo estando) de mi calidad de expósito. Cero ahorros, cero patrimonio, muchas deudas. Ni novia, ni proyectos.

Pero consolémonos: como nada tenemos, lo haremos todo.

Unknown dijo...

que interesante que se haya percatado de cada una de las características de mi blog...
pero nel...
le faltó la foto...
me siento enojada y ofendida...
jajajajajaajajajajaja
saludos