NOTA INFORMATIVA: La Batalla de los Gallos, es un concurso auspiciado por Red Bull a nivel mundial, en el cual se enfrentan dos MC’s, cara a cara, en un duelo de improvisación de rimas, el reto es ser originales en el discurso, no “trabarse” y contestar lo mejor posible al contrincante. Obviamente la tiradera de mierda se pone de a peso, la crítica al físico, vestimenta y vocabulario del prójimo son constantes, por ello hay dos rondas en las que cada quien tiene un minuto para tirarle al otro, es decir, mentadas con derecho de réplica.
Mientras organizo las fotos para la siguiente entrada les comento que el viernes por la noche los avisadores de las balatas de mi auto tuvieron a bien comenzar a cumplir su función de advertirme del necesario e inminente cambio de frenos, así que con suma pereza el sábado temprano (10:30 am) me encamine al taller y deje mi corcel azul en manos del Robledo’s Racing Team.
Y ¿Qué hace el Último Elefante cuando lleva el auto al taller?, pues irse a dar la vuelta por el centro, como si no fuera suficiente trabajar ahí de lunes a viernes. Subí al metro en Xola y quiso la casualidad, y el haber dejado el manos libres en la oficina, que escuchara de forma totalmente involuntaria, no como otras personas, la conversación de un par de cuates de evidente gusto rapero, ya saben gorras con estampado militar, sudaderas grises sumamente amplias, tenis blancos y morrales.
Comentaban sobre la preparación que habían tenido la noche anterior, uno de ellos había escuchado algunas bases, el otro había revisado su arsenal verbal, pero ambos coincidían en la poca utilidad de ello, pues ya en el campo de batalla y frente al contrincante era cosa de improvisar, no ganaría el que tuviera un disco circulando, quien hubiera escuchado más bases o el que hubiese leído el diccionario durante la semana, si no quién tuviera más ingenio, velocidad y menos pánico escénico.
Eran contendientes de la “Batalla de los Gallos”, y como ya había visto como se ponía en España y otros lugares de Latinoamérica me metí a preguntar, fue así como conocí al Spia 104, un MC de quién había oído una colaboración con los Ktarsis Squad, platicamos un poco sobre música, de la mala costumbre de nuestros compatriotas al querer copiar el estilo ibérico, lo cual se evidencia cuando meten palabras como “tío” y “follar” en sus rimas, por supuesto la pregunta obligada hacia su inseguro servidor fue: ¿también vas a entrarle?, y la aún más obligada respuesta:“no, aún no estoy listo, talvez el próximo año”, total que nos despedimos en Tacuba, prometí echarle un oído a su EP y comentarle después.
Después de adquirir un par de simi-películas Me descolgué a TT Caps a platicar con “el de arriba”, el cuate que controla la zona de Hip Hop y Ska en dicho lugar aunque solo pone HH y hace buenas recomendaciones, salí de ahí con el EP del Spia y un compilado ampliamente recomendado por “el de arriba”. Fue entonces cuando pensé seriamente que el próximo año si me gustaría entrarle a la Batalla de los Gallos.
Luego les cuento de la segunda parte de mí mañana musical en el centro.
Mientras organizo las fotos para la siguiente entrada les comento que el viernes por la noche los avisadores de las balatas de mi auto tuvieron a bien comenzar a cumplir su función de advertirme del necesario e inminente cambio de frenos, así que con suma pereza el sábado temprano (10:30 am) me encamine al taller y deje mi corcel azul en manos del Robledo’s Racing Team.
Y ¿Qué hace el Último Elefante cuando lleva el auto al taller?, pues irse a dar la vuelta por el centro, como si no fuera suficiente trabajar ahí de lunes a viernes. Subí al metro en Xola y quiso la casualidad, y el haber dejado el manos libres en la oficina, que escuchara de forma totalmente involuntaria, no como otras personas, la conversación de un par de cuates de evidente gusto rapero, ya saben gorras con estampado militar, sudaderas grises sumamente amplias, tenis blancos y morrales.
Comentaban sobre la preparación que habían tenido la noche anterior, uno de ellos había escuchado algunas bases, el otro había revisado su arsenal verbal, pero ambos coincidían en la poca utilidad de ello, pues ya en el campo de batalla y frente al contrincante era cosa de improvisar, no ganaría el que tuviera un disco circulando, quien hubiera escuchado más bases o el que hubiese leído el diccionario durante la semana, si no quién tuviera más ingenio, velocidad y menos pánico escénico.
Eran contendientes de la “Batalla de los Gallos”, y como ya había visto como se ponía en España y otros lugares de Latinoamérica me metí a preguntar, fue así como conocí al Spia 104, un MC de quién había oído una colaboración con los Ktarsis Squad, platicamos un poco sobre música, de la mala costumbre de nuestros compatriotas al querer copiar el estilo ibérico, lo cual se evidencia cuando meten palabras como “tío” y “follar” en sus rimas, por supuesto la pregunta obligada hacia su inseguro servidor fue: ¿también vas a entrarle?, y la aún más obligada respuesta:“no, aún no estoy listo, talvez el próximo año”, total que nos despedimos en Tacuba, prometí echarle un oído a su EP y comentarle después.
Después de adquirir un par de simi-películas Me descolgué a TT Caps a platicar con “el de arriba”, el cuate que controla la zona de Hip Hop y Ska en dicho lugar aunque solo pone HH y hace buenas recomendaciones, salí de ahí con el EP del Spia y un compilado ampliamente recomendado por “el de arriba”. Fue entonces cuando pensé seriamente que el próximo año si me gustaría entrarle a la Batalla de los Gallos.
Luego les cuento de la segunda parte de mí mañana musical en el centro.
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