martes, 12 de junio de 2007

Valeria Pt. 1

A petición del Pesimista Hormonal va otro cuento de terror.

A diferencia de la mayoría de los cuentos, desde ahora dejaremos clara la moraleja “Cae más rápido un hablador que un cojo”, y este fue el caso.

Remontémonos unos cuantos años atrás cuando nuestro personaje, Valeria, estaba en la secundaria. Tenía 15 años y florecía como una bella mujer, no podía faltar, dentro de las costumbres clasemedieras que se están perdiendo, la fiesta para conmemorar dicha edad, dentro del rigor católico la misa y en la tradición profana, la fiesta en la cual se gastaba de forma pródiga. La anécdota más rescatable de esa noche, que en mi memoria se muestra nebulosa por el tiempo y no por el alcohol como alguno podría pensar, ella no quiso bailar con su señor padre, cuya memoria si debe registrar vagamente el evento por el alcohol.

Hija de una pareja bastante sui generis, ella trabajaba en una universidad privada y tenía una tienda de abarrotes, ella siempre queriendose dar aires de grandeza, se había casado con un hombre de apellido imponente en su comunidad, pero que solo tenía eso, el apellido, y no la prosperidad económica de sus primos y hermanos. Como dije, el era/es el rancherote (en el buen sentido) de botas de cocodrilo, cinturón de hebillota y modos sinceros, pero no era suficiente para los anhelos de su mujer y a través de las enseñanzas de esta, tampoco lo era para su hija.

Esta situación fue creciendo en la medida en que Valeria veía como sus amigas y primas salían con cuates “de varo”, como tenían autos recientes y otras comodidades. Quería ser como ellas y cometió un error básico, juzgar a la gente, en especial a los hombres interesados en ella, por lo que tenían, el lugar en que vivían, el auto que usaban, dejando de lado que muchas veces dichos bienes no eran suyos, sino de los padres y por ende llegaría un momento en que los galanes tendrían que ganárselos con sus medios. En ese entonces Valeria estaba en la prepa, en una escuela particular y salía a antros con sus amigas, buscando el amor de alguien que viviera en una buena zona, con auto y que pudiera pagar los $300 pesos de cover sin inmutarse.

1 comentario:

EL PESIMISTA HORMONAL dijo...

Hasta aquí todo es nuevo para mí, o por lo menos la mayoría. Algo ya me habías contado, pero releerlo me refrescó la memoria. Se está poniendo interesante.